¿Alguna vez miraste una placa cerámica del lado de atrás bien de cerca? Si lo hacés vas a ver que la base cerámica de arcilla (llamada bizcocho) tiene una visible porosidad como tienen los ladrillos comunes o, salvando las distancias, una esponja. Fijate en las imágenes y hasta son parecidos. El bizcocho de la placa cerámica tradicional es entonces una masa porosa, conformada por un montón de orificios llamados capilares. Estos capilares se llenan cuando les acercamos agua. Si ponés un ladrillo en un recipiente con agua sin sumergirlo por completo vas a ver que el agua asciende por el ladrillo aún por encima del nivel del contenido del recipiente. Esto se debe a que el líquido asciende por los capilares como "chupándose". ¿Y esto para que sirve? Muy simple: es la manera en la que la mezcla adhesiva se mete en los poros del bizcocho. El pegamento cuando está fresco y en estado cremoso asciende por los orificios que presenta la porosidad del bizcocho. Al secarse y endurecer queda agarrado a los capilares de la placa y de esta manera se produce el anclaje. Además la parte posterior de la placa tiene un formato que amplia la superficie de adherencia para que el pegados sea más eficaz.-
El pegamento asciende entonces por los poros del cerámico inmovilizándolo cuando se seca. Por supuesto que la mezcla tiene que ser rica en cemento para que pegue bien y tener aditivos que le den fluidez facilitando la ascensión. Un buen pegamento tiene más cemento y provocará un mejor pegado. Además tendrá fluidificantes de mayor calidad que permitirán un mejor anclaje. Cuando te ofrecen un pegamento barato te están dando un material que tiene más arena y menos cemento que los de primera marca. ¡Es obvio que tiene menor adherencia! Que no te engañen. Lo barato sale caro.-
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