El título del artículo parece absurdo ¡pero es increíblemente real! En el mundo de los cerámicos los curadores... no curan. El concepto de curado es el de preparar el piso para su uso, tal como sucede con las vasijas de madera o cerámica o, los argentinos comprenderán bien, el mate. Para mayor precisión el curado se refiere al sellado de la superficie para evitar que los líquidos penetren en la masa de piso. Por supuesto que hablamos de cerámicas de poro abierto (rojas) o porcelanatos pulidos. En este último caso no está muy difundido el hecho de la presencia de poros. Si bien la placa pulida es muy compacta tiene una leve absorción y para eso se las cura y sella con productos siliconados especialmente formulados que obturan los poros.-
El problema es que mucha gente confunde "curado" con "cura para una enfermedad". La enfermedad sería el piso manchado y la cura un remedio para devolverlo a su estado original. En realidad lo que se necesita en estos casos es un limpiador y es acá donde aparecen los problemas de ignorancia. Los limpiadores de pisos tradicionales (los que se usan para la limpieza cotidiana de la casa) no alcanzan para eliminar los restos de obra (mezcla adhesiva, pastina, pisadas, pintura, etc.). Es cierto que se necesitan limpiadores más poderosos que aflojen esos agentes difíciles de extraer. Muchos colocadores, albañiles y constructores recomiendan el uso de ÁCIDO MURIÁTICO eso si... diluído en agua. Esto es lisa y llanamente una locura. El ácido es muy agresivo y transforma la estructura del material que ataca produciendo un efecto peor aún. Después vienen las quejas (muchos lectores estarán recordando sus tristes experiencias) y las soluciones no aparecen porque el remedio es peor que la enfermedad.-
Si hay que efectuar una limpieza profunda no podemos correr riesgos con el piso. Seguramente hay algunas experiencia exitosas es cierto, pero no hay más que ver algunas consultas acá mismo en el blog para entender que la mayoría de las veces estas cosas terminan mal. Hay limpiadores en el mercado que están especialmente dosificados y estudiados para limpiar al máximo de sus posibilidades pero sin llegar a agredir al material que se quiere limpiar. Digamos entonces que los curadores no curan, los limpiadores no deben romper los pisos y, como siempre, hay que consultar a los que saben, hacer un diagnóstico correcto y desconfiar de las soluciones mágicas.-